Los cambios producidos en la economía en la Baja Edad Media fue el crecimiento de la producción agrícola y el aumento de la población rural, poco a poco se fue estableciendo una relación permanente entre la ciudad y la zona rural cercana: el campo proveía a la ciudad alimentos y materias primas. Los intercambios medievales eran la importacion y exportacion de las ciudades y puertos que comenzaron a cumplir un significativo rol económico, a partir de la organización de ferias, que eran mercados de grandes dimensiones, permanentes o realizados en épocas determinadas a lo largo del año. Las más importantes se establecieron en las zonas de contacto entre dos circuitos: el comercio mediterráneo y el comercio nórdico o hanseático. En ellas, los comerciantes llevaban a cabo intercambios que les permitían obtener grandes beneficios: mediante el recurso de comprar barato determinados productos en lugares alejados, a precios mucho mas caros en los sitios donde eran escasos. Un buen ejemplo lo constituyo el comercio de seda y especias, provenientes de Oriente, donde eran abundantes y baratas.